domingo, 4 de noviembre de 2012

(Crítica) Skyfall

Born again



50 años desde el estreno de  Dr. No ( Terence Young, 1962 ), adaptación del peculiar agente secreto creado por el escritor Ian Fleming interpretado por un semi-desconocido actor escocés, Sean Connery, en un film que marcaria el nacimiento de uno de los mitos de la cultura británica ( y mundial, por extensión ): el agente 007, con licencia para matar.

En esta tan importante celebración, y después de problemas varios como la cuasi quiebra de MGM así como recuperar el listón de la nueva saga conseguido con Casino Royale ( Martin Campbell, 2006 ) perdido en la secuela de ésta, la irregular y torpe 007: Quantum of solace ( Marc Foster, 2008 ), Bond ha renacido de sus cenizas en un nuevo nacimiento, un film que homenajea a la saga al completo así como un nuevo punto de partida para las siguientes cintas.

Turquía. Un espía ha conseguido un disco duro donde se encuentran las identidades de los agentes secretos infiltrados en células y grupos terroristas a lo largo del mundo. Bond ( Daniel Craig, todo físico y presencia de nuevo ) intentará recuperar dicho elemento pero la misión fallará y el agente secreto será dado por muerto. En el Reino Unido se culpa a M ( grandiosa Judi Dench ) de dicho error mientras que un ser misterioso pondrá en jaque al servicio secreto británico en general y a la jefa de Bond en particular. James renacerá de nuevo para acabar con esta amenaza del pasado así como ayudar a su jefa y volver al servicio.


Un ¿nuevo? Bond para el futuro

Skyfall supone una gran cinta de aventuras y acción así como un homenaje a una saga que no engaña a nadie: cintas de espionaje con aventuras, países exóticos, mujeres guapas y villanos carismáticos ( si bien muchas veces se roza la parodia ). En esta nueva cinta Sam Mendes, reputado director de dramas oscarizados como American Beauty, se rodea de un equipo técnico y artístico de primer nivel para ofrecernos una cinta tan atractiva como eficiente con  numerosos homenajes a la saga, pues estamos de cumpleaños : se citan verbalmente algunos títulos de películas de la saga; la aparición de elementos clásicos del personaje como el Aston Martin DQ5, la Walter PPQ o el martini; la vuelta de un renovado Q ( un sensacional Ben Whishaw )



Mendes, funcional artesano en la narración y curtido en las secuencias de acción ( sobretodo debido a su equipo técnico que tiene detrás así como el equipo de dirección de la segunda unidad liderado por Alexander Witt ) eleva el punto dramático de la historia llevando a una historia más cercana a sus personajes ( como, inteligentemente, supo hacer Campbell en Casino Royale ) y nos trae un Bond herido físicamente y en su orgullo así como una importancia capital del personaje de M con una historia de venganza, fantasmas del pasado y errores cometidos. Quizás el poso dramático para el personaje principal no llega al calado emocional, en lo individual,  de la perdida de Vesper Lynd pero Bond ha sido tocado, hundido y vuelto a nacer . Mendes, gran fan de la saga, nos da un título remarcable, con peros, pero grandes puntos a su favor y donde la trilogía de Christopher Nolan sobre Batman es un gran referente, con el caballero oscuro a  la cabeza.  





El guión, escrito a seis manos por los habituales Neal Purvis, Robert Wade y John Logan ( quien ya ha vendido un argumento para los dos films futuros de Bond ), se esmera en presentar la trama y la situación actual de los personajes, si bien la cinta se hace demasiado larga y con algunas escenas innecesarias e incongruentes: ¿ Por qué Patrice ( Ola Rapace ) mata al comprador de Shanghai ? el personaje femenino de Bérénice Marlohe no tiene ninguna importancia en la trama ni calado dramático más allá de conectar a Bond con el villano Silva así como el clímax ( la escena de la casa de Bond ) en algunos momentos me recordó demasiado a la saga Bourne ( con presencia, supongo que casualidad, de Albert Finney, quien también estuvo presente en el final de la saga del espía amnésico de Robert Ludlum ), algo que Quantum of solace quiso copiar de manera burda y aquí intentaban evitar. Además el sentido del humor, con esas frases típicas, no está bien administrado ni situado.Por contra tenemos  una historia con más poso dramático, ¿nuevos? personajes y un gran villano, imagen de varios enemigos anteriores de 007. Además encontramos una temática bien introducida en la saga, como es la venganza ( aquí sí, no como en la anterior cinta de Bond ) y el fin de los días de agentes veteranos como Bond o la propia M en tiempos modernos; el tema de la muerte y el fin  planea por la cinta, un aire crepuscular acompaña la aventura, como ya se puede notar en esos tétricos títulos de crédito acompañados de la fabulosa canción sinfónica compuesta por Adele, que casa perfectamente con la historia.

Las escenas de acción, set pieces ejecutadas de manera excelente dado el equipo técnico detrás de la cinta, son muy correctas en su conjunto si bien algunas de ellas son demasiado "exageradas" ( si alguien se quejaba del duelo de grúas de las aventuras de Tíntin: el secreto del unicornio de Steven Spielberg, ojo con la escena inicial de persecución por Turquía y el uso de la grúa en el tren ; el prólogo de este Skyfall le debe mucho a la cinta animada de Spielberg y Jackson) o esa innecesaria escena de acción catastrófica en el metro de Londres. Por contra, tenemos tiroteos muy bien ejecutados y montados así como el clímax final, cargado de simbolismo además.

El film es largo, 144 minutos, y tarda en arrancar ( el personaje de Silva y sus maquinaciones no aparecen hasta haber pasado una hora larga ) pero para solventar esos problemas de guión Mendes tiene detrás a un equipo de primera : Dennis Gassner en la dirección artística ( habitual de los Coen Brothers ), Stuard Baird, e hija, en el vibrante y nada  molesto montaje, Thomas Newman con una moderna y llamativa banda sonora y, quitémonos los sombreros, Roger Deakins en la dirección de fotografía. Se merece un comentario individual.



Fotografiando la venganza


Deakins, uno de los mejores directores de fotografía de la actualidad y colaborador habitual de los hermanos Coen, realiza un trabajo espectacular tanto en la foto como en la iluminación, elevando el listón artístico de la saga 007 a momentos sublimes e imborrables. Su juego de luces hace quien no nos encontremos ante una cinta más de acción: la primera aparición de Bond a oscuras y solo con su turbia mirada iluminado en una soleada Turquía; la secuencia de Shangai, con esas luces de neón que nos sitúan en un futuro actual y esa pelea a contraluz, DIOS MIO QUE ESCENA, incluso el discutible final ( por su espectacularidad en pos del drama, no por su significado moral y metafórico para ciertos personajes ) luce una foto terriblemente sensacional con esa casa ardiendo e iluminando la tétrica noche escocesa.







Deakins realiza otro trabajo soberbio, demostrando que el cine comercial y/o de masas también puede contener arte en sus entrañas; la emoción me lleva a hablar de un trabajo de iluminación que podría ser una derivación del uso de los claroscuros ( muy adecuado para los temas tratados en esta cinta ) que tan bien construyó Gordon Willis en el Padrino ( The godfather, 1972 ).



Un reparto a la altura de las circunstancias


El otro gran aliciente de la cinta, junto al trabajo técnico con la fotografía a un nivel superior, es el casting reunido por Mendes: desde una mayor presencia de Judi Dench y sus cara a cara con el nuevo personaje de Mallory, interpretado por Ralph Fiennes ( por muy mal que estén escritas estas escenas, ver a esos dos monstruos de la escena inglesa juntos es un aliciente, y además están muy bien dialogadas sus escenas ); Ben Whishaw como un renovado Q  la presencia de Naomi Harris en un papel que los fans creo desvelarán a lo largo de la trama pero con una química, necesaria, con Bond. Obvia decir que Craig vuelve a ser un Bond más físico, emocional, herido en su orgullo y físicamente ( también comentar que se abusa bastante de los momentos de Craig sin camiseta....), además se le nota cansado y herido, no es un superhérore intocable. Pero, de nuevo, mención especial y aparte para el villano de la función: Raoul Silva encarnado por el español Javier Bardem.







Bardem nos regala un villano que es una mezcla de villanos clásicos de la saga como Bloomsfeld, el Dr. No, Scaramanga o Tiburón ( en su aspecto físico, sorprendente, en un momento de la trama ) pero que también podría remitir a una suerte de Hannibal Lecter con un carisma y una personalidad fuertes y chocantes ( la escena del interrogatorio y su posterior huida, que le deben MUCHO a el silencio de los corderos ), un antiguo agente del MI6 que estuvo bajo las órdenes de M pero que cayó en desgracia y ahora se ha convertido en una suerte de ciberterrorista ( la sombra de Julian Assage está muy presente ) que no duda en poner en marcha un plan mastodóntico con el simple deseo de ejecutar su personal venganza contra su antigua jefa. Su entrada en escena, con ese soberbio monólogo sobre las ratas ( momento que me recordó a otra cinta reciente, la atrayente Looper de Rian Johnson donde el personaje de Jeff Daniels entra en escena con un monólogo sobre las arañas ).Un inciso: mucho se ha hablado de esta parte de la trama, donde es algo risible que el personaje de Silva con su poder demostrado no sea capaz de eliminar a M de una manera sencilla pero yo creo que, además de su venganza personal, también quiere demostrar su poderío intelectual, su egocentrismo en sus grandilocuentes acciones ( como bien cita Bond cuando Silva llega a su casa  " debe entrar a lo grande" ), era un agente secreto que comenzó a trabajar por su cuenta ya que vió su superioridad intelectual, su poder sobre los demás y de ahí que ese egocentrismo le ciegue en sus verdaderas metas.






El aspecto visual de Bardem, con ese tupé rubio ( Nicolas Cage's styles ) choca así como su posible sobreactuación peor yo creo que el actor español se controla, nunca llega a ser cargante ni salirse de sus casillas: Bond es alguien atractivo, con sex appeal y grandes actitudes en los momentos de acción mientras intuyo que Silva no es tan atrayente físicamente ( ojo a la escena del interrogatorio a Bond en la isla desierta, donde Silva ataca la masculinidad de 007 en ese momento tan homoerótico ) y por ello debió potenciar su inteligencia por encima de otros atributos. Al verse traicionado por M, su "mamá ", romperá su esquema emocional de ahí su carácter cuasi infantil. Esto nos lleva a un apunte de lo más interesante: tanto Bond como, suponemos, Silva, son huérfanos que entran en el servicio secreto a las ordenes de una jefa, M, que se convierte en su nueva Madre, de ahí la importancia del personaje de Judi Dench y la no casual presencia del clímax final en la casa donde se crió Bond y que, tras destruirla, exorcisa sus fantasmas del pasado, volviendo a nacer ( escenas antes Bond ha salido del agua helada para ir a las manos de su progenitora, M, cual parto ...; la importancia del agua en la historia: Bond cayendo al río en el prólogo; la lluvia constante que atenaza Londres como Silva; la escena del río helado y su simbolismo ).



Bardem es el JOKER de la saga 007, de ahí la interpretación escogida por el actor español que sale triunfante, además el personaje tiene varios nombres ( recordar que el antagonista de Batman tenía un origen incierto ) y es al otra cara de la moneda de 007.Ya hemos hablado, y sus creadores han confesado, la importancia de la cinta de Nolan en la creación de este Bond que, en sus cinco minutos finales, mágicos, harán que fans nos pellizquemos de alegría y sorpresa, en una nueva etapa de Bond que esperamos con jubilo y alegria. Bond ha tenido un feliz 50 aniversario, con altibajos, pero un gran nivel ( la cinta la situaría la nivel de Casino Royale, en momentos por encima de ésta ), Bond volverá.







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