jueves, 27 de diciembre de 2012

(Crítica) Los miserables

Who Am I? I'm 24601

Difícil papeleta se presentaba a priori sobre este proyecto: uno de los musicales  escénicos más vistos de la historia - más de 60 millones de espectadores en 42 países y representado durante los últimos 30 años - , con canciones archiconocidas por su basto público; el nuevo proyecto de Tom Hooper tras su galardonada El discurso del rey; un amplio y atrayente cast que se lanza a un rodaje complejo con las canciones cantadas ¡en directo! Desde luego casi se puede pensar en un salto al vacío y/o un suicidio artístico, aunque el resultado final sea satisfactorio... con peros.


Jean Valjean (Hugh Jackman; sólo podía ser él) está condenado a 19 años de trabajos forzados tras robar un trozo de pan para su hambriento sobrino (estamos en la Francia de 1820 envuelta en revoluciones sociales enmedio de una absoluta pobreza) custodiado por Javert (un esforzado Russell Crowe). Conseguirá la libertad provisional, aún a costa de tener que presentarse toda su vida ante la ley. Debido a su situación de salido de la cárcel, nadie quiere contratarlo dando con sus huesos en un monasterio donde será acogido. Robará toda la plata del mismo, y será atrapado pero el monseñor le perdonará y le dirá que use esa plata para prosperar en la vida pues Dios tiene un plan a largo plazo para todos ( en uno de los primeros apuntes religiosos del film). Ocho años después será alcalde de la localidad donde su buen hacer llega a París acudiendo al pueblo un regimiento de policías liderado por Javert. En una de las factorías trabaja Fantine (superlativa y emotiva Anne Hathaway, lo mejor de la cinta junto con Jackman y los niños) la cual trabaja para poder enviar dinero a los Thénardier (Sacha Baron Cohen y Helena Bonham Carter, recién salidos de Sweeney Todd de Tim Burton, por lo visto) para poder cuidar de su hija Cosette (una tierna Isabelle Allen de niña, una insuficiente Amanda Seyfried de mayor) e incluso caerá en la prostitución. Valjean le prometerá cuidar de su pequeña tras una serie de infortunios. Años después estallará una segunda revolución Francesa, la de 1830, liderada por la juventud, entre ellos Marius (correcto Eddie Redmayne), quien cae enamorado de Cosette, que no aguanta el clima social y la pobreza imperante y se alzarán. El camino de todos los protagonistas se cruzará en el alzamiento social.


Desde luego Hooper no se le puede negar valentía en su nuevo largo y se lanza de lleno a un proyecto que asusta por su dimensión, impacto cultural y conocimiento del mismo tras su vasto éxito. Para ello se rodea de una serie de actores, que mejor o peor, pero lo dan todo en sus actuaciones en un largometraje guiado por las canciones, pues apenas habrá veinte o treinta lineas de diálogo a lo sumo.En las letras tenemos al equipo original, Alain Boudill y Claude-Michel Schönberg quienes además de respetar la partitura original han creado un tema nuevo para Jackman, Suddenly.


Una apabullante destreza técnica, desde esa dirección artística (aunque Hooper no abusa de ella: sigue recurriendo a sus primeros planos y cámara en mano, tan típicas de su obra: busca más la grandeza de las actuaciones que no el tamaño de los escenarios) pasando por el vestuario del español Paco Delgado, elementos que Hooper ya demostró controlar bien en la ficción histórica de HBO John Adams (2008). Destacar por ejemplo, en una excepción de la puesta en escena, ese espectacular prólogo con ese movimiento de cámara; por un momento parecía estar ante una ficción de Peter Jackson, por ejemplo.


El mejor acierto del film en mi opinión es que las canciones fueran grabadas en directo durante la filmación del film, sin playback; esto es una faena para sus actores, pues los mismos deben cantar (sin dar el cante; chiste fácil...) y a la vez actuar. Jackman demuestra su buena mano en labores actorales y como cantante, un Tony y su presentación de la 81 gala de los Oscars lo atestiguan (nota bene: allí ya compartió un dueto con Anne Hathaway demostrando una gran química, algo que se repite en este film), está soberbio en su doloroso y herido Valjean. Russell Crowe se entrega voluntarioso e incluso llega a ser un digno antagonista, presencia física incluida, si bien el desarrollo de su personaje (y de muchos otros) es algo "tópico" o demasiado rápido; a pesar de que la cinta dure 152 minutos no sé si los guionistas se han preocupado más por ser fieles a las letras y no desarrollar del todo bien a sus personajes protagonistas. No me entendáis mal: las propias letras ya sirven como descripción de los caracteres -que remedio- pero en algunos es insuficiente, ya intuimos por donde avanzará la trama. Tenemos a unos cómicos Bonham Carter y Baron Cohen, los cuales por aspecto y manera de actuar ya comenté que parecían salidos del musical de Tim Burton y se ha criticado que sus momentos cómicos (con escenas escatológicas incluidas) rompen el tono del film, si bien a mí me ha parecido una metáfora con brocha gorda, de las diferencias de clases y el pillaje imperante en esa época convulsa socialmente. Y llegamos a Anne Hathaway: si hace unos meses sorprendió a propios y extraños con su Catwoman a las órdenes de Nolan, ahora nos regala una breve pero sensible Fantine, con unas canciones y unos momentos dramáticos que romperán nuestro corazón (más que el clímax final, donde el público puede echarse a llorar; no sé yo, si es que se ve demasiado obvio toda la conclusión...), un Oscar para la chica YA, solo citar su solo en la escena donde cae en la prostitución y el primer plano que inteligentemente Hooper le (nos) regala. Junto a ella, destacar a los actores infantiles Daniel Huttlestone como Gavroche ( SPOILER la escena donde cae abatido por los soldados franceses es otro ejemplo de perfecta escena que supone una representación de la muerte de los ideales de la esa revolución social, más que -la muy correcta- representación histórica de los hechos) e Isabelle Allen como una joven Cosette, que preciosidad de niña y de voz.


Llegamos a la parte romántica representada por Eddie Redmayne, muy correcto, y uno de los mayores problemas de la cinta, la insuficiente labor de Amanda Seyfried: como ya comenté los actores ante la decisión artística de cantar en directo deben actuar y cantar a la vez, pero creo que la emergente actriz se preocupa más de cantar bien que no de expresar los sentimientos en escenas dramáticas clave (la reunión final con Valjean), además el desarrollo de esa trama romántica está pillada con los pelos pues ya dije que la película es larga pero el desarrollo de sus tramas muy rápido, y ese triángulo romántico junto a una crecida Éponine (hija de los Thénardier: Samantha Barks, la misma actriz del original escénico, y se nota, pues su momento musical es uno de los mejores) falla. El film una vez deja de lado a Valjean y su persecución/encontronazos con Javert y entra de lleno en la descripción de la revolución francesa de 1830 además de la historia de amor,  tiene una caída de ritmo considerable, además de que pierde interés (lo confieso: en ese punto pegué una cabezada, breve, pero descripción de esa falta de garra del momento dramático).

Y es que los miserables nos cuenta una historia BIGGER THAN LIFE: nos habla de la libertad, el honor, el amor -tanto fraternal como romántico-, política, una historia de venganza y redención, el alzamiento social ante la injusticia, como el poder y los beneficios sociales recaen de manera desigual -tema harto actual-, la religión; estamos ante una cinta MUY RELIGIOSA: Valjean madurará y saldrá de sus pecados después de ser perdonado por un monseñor = DIOS y en muchas de las canciones se menciona al mismo dios, es una parte central de la trama aunque no lo parezca. Ese clímax final en el monasterio es otro ejemplo con la reunión de varios personajes pasados en un digno momento musical.


Pasemos a hablar de las canciones: con letras que sirven para describir la acción y a los mismos personajes, es un film CANTADO, hay varios momentos dignos de mención como ese ESPECTACULAR prólogo con los presos intentando arrastrar un barco bajo la lluvia - el elemento fluvial está presente durante algunos de los momentos más dramáticos de la cinta-; el I dreamed a dream de Hathaway, insuperable en su tristeza; las canciones de los actores infantiles,el who I am de Valjean donde Jackman lo da todo; o la de Éponine mayor declarando su amor por Marius, o ese momento cantado por varios actores, algo que ocurre en varias ocasiones durante la proyección. Letras quizás no pegadizas (aunque el coro final que representa el alzamiento social se te queda grabado) pero muy destacables en su doble labor de desarrollo dramático y de personajes.

Hooper nos trae un gran trabajo de puesta en escena, desde la labor con sus actores (a pesar de la deficiencia dramática de algunos) así como la inteligente decisión de ponerlos a cantar en directo. Asimismo opta por seguir con su típica puesta en escena donde predominan los primeros planos, grandes angulares y cámara en mano de manera que podamos disfrutar de la labor de los intérpretes.

Sin llegar a ser el musical definitivo, estamos ante una muy digna película que, si bien acusa una pérdida de ritmo e interés en su parte central, la labor de sus actores eleva el listón además de un trabajo técnico meritorio.

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