miércoles, 9 de enero de 2013

(Crítica) La noche más oscura

Obsesión por paliar el dolor del pasado


El 11 de septiembre de 2001 un ataque terrorista en medio de Nueva York cambió el pensamiento de la sociedad norteamericana, en un duro golpe donde murieron miles de personas y se instauró un miedo en la sociedad, en una de las mayores tragedias de la historia. Aún con el dolor impregnado en la sociedad de Estados Unidos, es interesante saber las ramificaciones de ese golpe, como el dolor cambió a la gente, provocando situaciones intolerantes pero también la solidaridad (cuerpos de bomberos y policía a la cabeza). Desde luego fue un momento que para bien o para mal ha marcado el pensamiento USA de este siglo, el dolor persiste en el alma de muchas personas.



Había curiosidad por ver cual sería el siguiente trabajo de la primera mujer galardonada con el oscar a la mejor dirección, y aquí tenemos el nuevo y ¿polémico? nuevo trabajo de Kathryn Bigelow tras su oscarizada En tierra hostil ( The hurt locker, 2008 ), la película que menos ha recaudado en taquilla siendo merecedora del máximo galardón de la academia del cine norteamericana. En esta ocasión la directora, junto al también oscarizado guionista Mark Boal (antes periodista de profesión, detalle importante), nos traen un relato veraz ( o con afán de ello: podemos ver rastros del mejor cine periodístico de los años 70 durante gran parte del metraje, así como la pareja de cineastas han recibido información y apoyo de la CIA y otros organismos de poder, hasta el punto de que han sido requeridos para testificar ante el congreso de Estados Unidos por posibles filtraciones de materiales secretos ) sobre la búsqueda y captura de Osama Bin Laden. este proyecto era la idea de un relato sobre la búsqueda del terrorista pero durante su desarrollo tuvo lugar su asesinato, por lo que la historia cambió a la cinta presente.



2004. Estamos en una base en Pakistán donde se está sometiendo a un interrogatorio con tortura a un presunto miembro de la célula de Bin Laden. Dicha tortura es llevada a cabo por Dan (un estupendo Jason Clarke, Sin ley) bajo la mirada entre asustada y de incomprensión de Maya (una fantástica Jessica Chastain), nueva agente enviada por la CIA. Dicho comando de inteligencia, coordinado por (Kyle Chandler, siempre el coach de Friday Night Lights), está en un territorio sin camino en sus posibles investigaciones. Pero Maya rápidamente cree encontrar un camino para llegar al terrorista más buscado: durante varios interrogatorios aparece un misterioso nombre de un posible mensajero de confianza de Bin Laden y ella intentará seguir esa pista durante años, perdiendo su vida personal, su salud física y mental y amigos por el camino. Muchos no creerán en sus suposiciones, como sus superiores ( Mark Strong) pero tras años, esfuerzos y discusiones , hallarán una extraña fortaleza en medio de Pakistán donde posiblemente puede estar escondido Bin Laden. ¿Conseguirán capturarlo?


Bigelow vuelve con fuerza con un proyecto con numerosos atractivos, como ese afán por describirnos una trama con un realismo extremo recuperando el cine periodístico tan en boga en los años 70 ( donde no puedo más que invocar a Alan J. Pakula y su obra maestra Todos los hombres del presidente; una trama tan americana pero narrada de manera tan excepcional y atrayente ) con una narración electrizante, muy amena y para nada liosa a pesar de la aparatosidad de la misma y que se extiende durante prácticamente 120 minutos; excelentes actuaciones como la de una de las mejores actrices de la actualidad, Jessica Chastain (su plano final bien vale todos los premios por haber), acompañada de un número de secundarios destacables como Jason Clarke ( quizás el personaje más humano del relato: el encargado de las torturas a los presos y que debe dejar esa faena para no perder su cordura y recuperar su vida, a la diferencia de la protagonista que lo perderá todo ), Kile Chandler, Mark Strong ( el mejor secundario de los últimos años ) o un breve pero soberbio James Galdonfini ( como el director de la CIA ); una banda sonora muy correcta de Alexandre Desplat y una set piece final de prácticamente 30 minutos ( el asalto a la fortaleza donde puede estar Bin Laden ) filmada con mano maestra y demostrando el gran pulso de su directora en ese tipo de escenas.



Además el relato, a pesar de que por lo tratado podíamos pensar que estamos ante una “americanada” o glorificación de la CIA y sus métodos, es muy ambiguo y en ningún momento toma partido; en su narración de forma objetiva y repito muy realista, narra lo acontecido para que nosotros los espectadores saquemos nuestras conclusiones. Como se ha dicho, no estoy de acuerdo con que el film, por ejemplo, esté a favor de las acciones de los miembros de la CIA para extraer información a sus presos ( las torturas mediante asfixia de agua y demás, llevadas a cabo durante la administración Bush ), viendo la historia se puede creer que esas torturas, totalmente inhumanas ( ver la cara de Chastain en la primera escena ), ayudaron en la recepción de información aunque también se puede pensar en que frenaron el ritmo de las mismas investigaciones. Otro ejemplo de imparcialidad es ese breve inicio donde se relatan los acontecimientos del 11-S con la pantalla en negro y transcripciones de llamadas de socorro de ese mismo día. Es más, creo que el film crítica a los mismo miembros de la CIA, al ver como los superiores, encerrados en sus tranquilos despachos en Washington, no creen en las teorías de Mayan y torpedean sus investigaciones; al respecto, citar la escena donde ella, al borde del colapso nervioso, discute con su superior y como en una conversación con el personaje de Jason Clarke declara que ella no puede capturar a Bin Laden desde Estados Unidos.



Aquí Bigelow usa el mismo arma que Steven Spielberg, quien este año también nos ha traído otro relato histórico importante de la historia de Estados Unidos como es Lincoln, la radiografía de Abraham Lincoln (en uno de los mejores films del año, y que compite abiertamente con esta cinta en todas las carreras de premios ) a través de la votación de la 13ª enmienda, y éste es el de humanizar a su carácter principal. Si en el film de Spielberg se usa la vida privada y sus problemas para retratar al presidente Lincoln, aquí sus guionistas describen a Maya, una joven analista fichada en la universidad, primero como un ser frío y que no demuestra sus emociones ( se ha descrito la interpretación de Chastain en ese punto como robótica ) pero que poco a poco se va obsesionando ( cual Gene Hackman en la obra maestra de Coppola La conversación) por encontrara a su objetivo dejando de un lado su vida personal y demás. Pero una escena clave hará explotar su personalidad, la muerte de su (única) amiga Jessica ( Jennifer Ehle ) en un atentado en una base americana. Entonces la búsqueda y captura de Bin Laden se torna algo personal e íntimo; “vosotros matareis a OBL ( Osama Bin Laden ) por mí”, les llega a decir a decir al pelotón montado para la incursión en la fortaleza. Pero después del ¿éxito? ( en ningún momento se llega a ver claramente el cadáver, ejecutado a sangre fría, por lo que las posibles teorías de que Laden no fue muerto y sigue vivo y preso siguen abiertas ) ¿qué le queda a Maya, que ha dedicado 12 años de su vida a esa misión? ¿La muerte del terrorista árabe devolverá a la vida a las victimas de sus atentados, sanará el dolor de las perdidas de las familias? Algo que sugiere esa mirada final tan llena de significados ( Chastain nunca ha estado mejor ) en ese plano tan sugerente y acertado que cierra una obra extremadamente interesante, sugestiva y ambigua a la vez.

3 comentarios:

  1. 'La noche más oscura' me ha dejado desconcertado. La peli se ve bien pero tras todo lo escuchado resulta decepcionante, dubitativa, irreal? Bigelow nos pretende convencer de un acontecimiento, basado en una gran mentira, de primera con una historia de tercer orden. Van a intentar borrar 'la gran mentira americana', con una mera demostración de fe sobre una cuestión de suerte, de meras estadísticas? Un saludo!

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  2. El mejor halago al film vibrante y tenso servido por Bigelow es que no se trata de la típica " americanada" que podríamos esperar sino que se convierte en una descripción de una obsesión para paliar un dolor mental instaurado en el subconsciente de la población americana, una sensación que no se puede borrar como demuestra el sensacional plano que cierra la película.

    NO es tanto el QUÉ sino el COMO y su sensación final. Como bien apuntas el film no desvela si esto fue real o solo una tapadera de los organismos americanos; aún así nos queda un relato muy bien llevado con una estupenda protagonista y un tercio final rodado de manera genial.

    Gracias por tus comentarios, un abrazo

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  3. Pobre final para tan grande objetivo

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