martes, 15 de octubre de 2013

(Sitges 2013 ) Only God Forgives

Estética versus contenido

 


Only God Forgives va ser polémica, habrá sensaciones encontradas con ella, pues la nueva cinta del danés Nicolas Winding Refn no deja indiferente. Abucheada en Cannes, aplaudida en Sitges, el nuevo trabajo de Refn es tan personal como su propia filmografía, un viaje a los infiernos, una película sensorial, una experiencia, una película que puede ser catalogada de vacía o hueca pero cuyo acabado visual sobresale por encima de su contenido argumental.


 

Porque todos esperaban el nuevo trabajo del director tras la ultra-estética Drive ( presentada con gran ovación en Sitges 2011 ) un trabajo en esa línea, los únicos lazos con ella son el protagonismo de Ryan Gosling y la música electrónica de Cliff Martínez pero Only God Forgives es todo lo contrario; es más, OGF es una película fiel al director de la trilogía criminal Pusher o el salvaje relato vikingo Valhalla Rising, un retorno a sus inicios ( el mismo director de fotografía, Larry Smith,  de Fear X o Bronson es el de OGF ), una mezcla de cine íntimo y visual salpicado de violencia; Drive fue la rareza en la filmografía de Refn, a pesar de que muchos no conocen la obra del director y ahora saldrán cabreados o extraños de este relato criminal ambientado en una terrorífica Tailandia. Only God Forgives es un film irreal, un conjunto de incómodas sensaciones protagonizadas por unos personsajes llevados al extremo comenzando por ese hierático protagonista ( un silencioso Ryan Gosling, al cual su pose  intentando emular al Alain Delon de el Silencio de un hombre de Jean Pierre Melville  y algunas de sus miradas provocan pena, por lo deficientes que son; es lo peor del film, sin duda ) hasta esa madre malhablada y enfermiza (una estupenda y sorprendente Kristin  Scott Thomas ) y ese jefe de policía que usa la violencia como su única palabra (Vithaya Pansringram ).

 


Only God forgives  es muy irregular como todo el cine que pretende ser trascendente, pues Refn parece hacernos creer que está haciendo un gran film de arte y ensayo pero nos da un film fiel a sus principios, una visión enfermiza de la familia ( la trama trata sobre una madre posesiva que ha educado a sus dos hijos de forma que a uno le gusta abusar de jovencitas y al otro es impotente ante el tacto de una mujer y siente algo por su figura maternal ) alumbrada con la fotografía a base de luz de neones o ese rojo que nos lleva a un infierno terrenal ( ese pasillo por donde el protagonista arrastra a su victima ) y con golpes de salvaje violencia, como esa tan bella como perturbadora escena donde el policía tortura ¡ con palillos! a un socio del protagonista mientras las jóvenes les rodean con los ojos cerrados. Falla el protagonista, algunas escenas de humor absurdo son surrealistas ( los diferentes números de karaoke del jefe de policía, donde parece que se quiere humanizar a ese monstruo ). Es caótica, hipnótica, sexual ( o asexual, según como se mire ), enfermiza, sugerente y repelente a la vez.

 
 


Pero OGF reúne todas las fobias, los temas y el estilo visual característico de su director, es un compendio de su obra, a la vez que es una CARTA DE AMOR AL CINE DE DAVID LYNCH Y ALEJANDRO JODOROWSKY ( al cual está dedicado el film; el director y psicomago chileno estará presente en Sitges el próximo jueves para presentar el documental Jodorowsky’s Dune y el film la danza de la realidad ), un film típico de su director  que será tan amado como odiado, pero al cual no se le puede criticar su manera de ser, pues es la visión personal de la vida y del cine de tan característico director. Todos los que seguimos la carrera del danés aplaudiremos esta cinta, y le perdonaremos sus errores.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario